Como pasa el tiempo, hace unos días fue el cumple de mi peque grande, los hijos nos echan años encima, pero también nos dan la vida, nos llenan de recuerdos y lo más importante, nos enriquecen y nos hacen ser mejores personas.
Hace seis años, por estas fechas me estaba estrenando como madre, ¿os acordáis de vuestros primeros días de mamás?, son muy intensos, se amontonan los sentimientos y las emociones, yo me quedo para mi haber unos cuantos, buenos y no tantos, entre los buenos está el del AMOR, creo que nada provoca más amor en una mujer, que tener a su hijo recién nacido en brazos, es indescriptible, se te llena el pecho de sensaciones tan intensas, que eres capaz de sentirlas físicamente, es una mezcla de ternura infinita con una inseguridad naciente.
Aquí llega la parte no tan buena, cuando nace una madre, un mundo de dudas se abre ante nosotras, nos hacemos preguntas tan absurdas como "¿seré capaz de cogerlo?", parece ridículo, pero, primero, no es tan sencillo coger a un bebe y segundo el instinto de protección se desarrolla de una forma tan extrema, que no quieres que le incomode lo más mínimo.
Afortunadamente, esto se supera y al final prevalece el instinto de supervivencia, con lo que gana el sentido común y todo vuelve a la normalidad, pero mientras nos acostumbramos a nuestra nueva posición en el mundo, donde pasamos de protegidos a protectores, la transición es complicada.
De esos primeros días, también tengo grabados primeros recuerdos, unas siestas interminables, de mi hijo y yo juntos, él acostado sobre mi pecho, sentíamos tanta paz, que creo que el lazo que nos une se tejió en esos momentos. Su manera de mirarme, tengo fija su mirada en mi retina, tanto amor, tanta devoción, deseo que a todos os miren de esa manera, porque conoceréis vuestro sitio en el mundo en ese preciso instante, sabréis que nacisteis para muchas cosas importantes, pero intensas como esta, ninguna.
Han pasado 6 años de aquella dependencia total mutua, ahora hemos aprendido a ser más independientes el uno del otro, pero también nos necesitamos cerca, él esta empezando descubrir la realidad del mundo, y se revela contra ella, así que es una época difícil, yo estoy en mi papel de madre más estricta, porque soy de las que piensa que hay que educar con amor, pero también hay que imponer unas normas y unas rutinas por el bien de toda la familia, aún así, a pesar de nuestras discusiones, de repente me mira y me besa, y no le cuesta recordarme lo mucho que me quiere, y siempre tiene una palabra adorable para mi, así que a pesar de nuestras disputas familiares, daría lo que fuera por congelar el tiempo. Hoy lo estaba achuchando y besando y reconozco que me he puesto pesada, y él en vez de incomodarse, cuando le he preguntado si le molestaba, me ha dicho que no, que le gusta mucho, ¡como no derretirse!
Todavía no hemos celebrado su fiesta, así que no ha soplado sus velas y no ha pedido su deseo, pero yo hoy pido uno, que mis hijos, pasemos las etapas que pasemos, buenos y malos momentos, encuentren en su interior el amor que ahora les une a mi, y que en el futuro, cuando sean hombres y hayamos superado todas las fases, sigan mirándome igual que me miran hoy, yo seguiré amándolos cada día más.