domingo, 26 de junio de 2011

Reflexión

Hoy no estoy muy inspirada para escribir, pero tengo una reflexión que me ronda, y que si comparto, a lo mejor ayuda a mamas en mi misma situación. Ya os he dejado caer en un par de ocasiones que el ambiente en mi trabajo está un poco enrarecido, os cuento la historia desde el principio y mi conclusión final y si le sirve a alguien lo daré por bien empleado.

Trabajo en una gran compañía del sector turismo, llegué por casualidad, cuando empecé a estudiar quería hacer algo relacionado con el diseño, pero por imperativos paternales, terminé siendo administrativa, quedaba más cerca de mi casa y "tenía mas salidas".
A los 23 años empecé de casualidad en una compañía similar a esta, para cubrir una baja, y desde aquella he pasado por 3, en esta llevo 9 años, y aunque ya os digo que lo mio no es vocacional, sí que siempre he dado lo mejor de mí en cada puesto. 
Yo soy de carácter fuerte, hay quién dice que difícil, pero nadie puede decir que no soy responsable o que no trabajo más de lo que deba, los primeros años no fueron buenos, el jefe que tenía y yo no nos entendíamos, así que al final decidí que no merecía la pena seguir posponiendo el momento de ser madre, y me quedé embarazada, hacia el final del embarazo el jefe se fue y en su lugar pusieron a mi compañero, con este tampoco me entendía demasiado bien, pero fue más inteligente que el anterior, cuando volví de la baja con una reducción de jornada de 5 horas, él habló conmigo y me "doró la píldora" que si yo era muy buena, que si mi potencial era grande y desaprovechado y otras cosas similares, me cambió el trabajo, con lo cual consiguió que me pusiera de su parte, así que empecé trabajar como antes al 200%, con el convencimiento de que tanto esfuerzo daría sus frutos. 
A los 6 meses surgió la oportunidad y como las cosas se pusieron feas en el departamento, necesitaban que o mi compañera o yo regresáramos a las 8 horas, ella se negó y yo acepté, en quince días de trabajo para el olvido, conseguí un ascenso a segunda de departamento y un aumento de sueldo, además de la promesa de que no se quedaría así, que si seguía trabajando igual en 5 años, el sueldo sería mayor y el trabajo también.
En estos años, he hecho de mi trabajo mi prioridad y he dado todo de mi, no voy a decir que ha sido perfecto pero si con toda la dedicación, cuando las cosas mejoraron volví a la reducción, pero esta vez de 7 horas, en las que se redujo el sueldo pero no el trabajo, hace dos años y medio, decidí tener a mi segundo hijo y a la vuelta de la baja maternal me he encontrado un panorama, que yo creía que en mi caso no se daría, mi jefe lleva 10 meses mareándome con buenas palabras, para terminar contratando a alguien que va a realizar el trabajo que yo he estado esperando tanto tiempo, y por el que lo he dado todo, he hablado con él y solo recibo excusas y evasivas, así que he tomado una decisión, este fin de semana pasado, ha sido muy intenso, me he ido a otra ciudad a reencontrarme con viejos amigos y me he ido un par de días con mi marido a un hotel, y he llegado totalmente  renovada, y con mi reflexión bajo el brazo, tengo casi 36 años, y una escala de prioridades personales cambiante, antes estaba el trabajo en primer lugar, ahora ha descendido hasta el último puesto, muchos os preguntaréis porque no cambio de trabajo, y aquí llega mi reflexión, no tengo un mal trabajo, no está demasiado mal pagado, tengo bastante flexibilidad horaria y solo trabajo por las mañanas, así que ¿donde voy a encontrar algo similar?, he decidido tomármelo de otra manera, para empezar bajar el ritmo, que me estaba costando la salud y agriando el carácter, y dedicarme a lo realmente importante en la vida, lo que hay después del trabajo, y no solo los hijos, sino la familia en general, la pareja, los amigos, el tiempo de ocio, ¿porque frustrarnos por lo que pudo haber sido y no fue?, cuando si nos fijamos en lo que nos rodea, hay numerosos situaciones gratificantes, mi vida social ahora es muy intensa, y esta llena de grandes momentos, ¿porque sacrificarme en una compañía donde solo soy un numero más?, cuando se me presenta un verano por delante de tardes de piscina y playa con mis hijos, de verdad, no merece la pena, no compensa la vida sacrificada por un trabajo, los momentos que no vives al lado de los tuyos no vuelven, las sonrisas de tus hijos por los momentos compartidos son únicos, y solo pueden ser vividos por cada uno, De que me sirve un trabajo mayor, con un sueldo mejor, si para poder acceder a él tengo que trabajar diez horas diarias, y dejar a mis hijos al cuidado de alguien que se va a llevar lo que yo cobre de más.
Queda en el fondo de mi corazón, la satisfacción de haberlo intentado, y ahora que lo he asumido, el disfrute de asumir la vida que me ha tocado, soy feliz, tengo un marido maravilloso, y unos hijos estupendos, la vida no me ha tratado demasiado mal así que ahora me toca disfrutarla, criar a mis peques y hacer aquellas cosas que he ido dejando de lado. 
La ambición es buena, y progresar en el trabajo, pero no si para llegar a nuestra meta, sacrificamos lo realmente importante, los nuestros, corremos el riesgo de que nuestros hijos no nos respeten por acusar tanta ausencia, o que nuestra pareja se enfríe por falta de compañía, sopesarlo bien antes de embarcaros, no os desanimo, intentadlo, pero sin perder la perspectiva, al final lo que importa es ser feliz, y la felicidad no está en ningún trabajo.

sábado, 25 de junio de 2011

Se amontonan los momentos

 Hoy he vivido uno de los momentos más grandes de la existencia de mi pequeño, aunque hasta ahora tenía un ritmo un poco lento, ahora parece que ha cogido carrerilla, está imparable, todavía no camina, pero se desplaza muy rápidamente agarrado a todo, le han regalado un tobogán y ha descubierto que puede subir y deslizarse, y no para de repetirlo, él es muy independiente y poco cariñoso, todo lo contrario que el mayor, que mientras escribo me da besos, así que hoy he vuelto a intentar que me diera un beso, hasta ahora, solo habíamos conseguido que dijera adiós con la mano, y lanzara besos, pero de darlos nada de nada, así que yo en mi persistencia, le he repetido un montón de veces, "dale un besito a mamá", y al final como todo empeño tiene recompensa, se ha lanzado a mis brazos y me ha besado, bueno, me ha llenado de babas, pero ME HA BESADO, ha sido increíble y lo mejor es que se lo he pedido varias veces y lo ha repetido, ha sido genial, además he descubierto que también sabe dar besitos de esquimal, y aquí si que me he tenido que reír, me he acercado a darle un beso y el ha frotado su nariz contra la mía, lo hemos repetido un par de veces, y cuando se lo he contado a su papá, el mayor me ha comentado que se lo había enseñado él, me he quedado un poco extrañada, pero el grande se lo ha pedido al pequeño, y el pequeño se lo ha dado, ha sido un gran momento de a 4. 

Hoy, sopa de... patatas con...

 Hace un tiempo, no se si recordaréis, un atisbo de diente asomaba, no sé que fue al final, porque no llegó a salir, estamos cumpliendo quince meses, y esta semana, ¡por fin! le ha salido su primer diente, ya os he contado que él tiene su propio ritmo, y se ve que es para todo, aunque a él le da igual, antes de que sus dientecitos decidieran aparecer, ya comía de todo, y de hecho cada vez quiere menos papillas, y tanto le da, pescado, pollo, jamón o queso, el caso es que no hay quién lo pare, con la sopa de fideos no tiene medida, tenéis que verlo, cada vez que empieza con una nueva textura, se mete los deditos en la boca y saca la comida, la mira y vuelve a probar, pero bueno experimentado también se aprende, y él sin sus dientes ha aprendido a comer, mi pregunta es... si sin dientes ya comía bien, ahora que le están saliendo 4 de golpe, habrá quién lo pare?