domingo, 8 de agosto de 2010

Caricias

Hoy ha sido un día de esos llenos de grandes momentos, el del plátano ha sido muy divertido, pero esta noche hemos tenido uno mejor, más emotivo si cabe, de esos que en el catálogo de los recuerdos se merecen uno de los primeros puestos.
Mi peque tiene algo más de cuatro meses, y hemos llegado al punto en el que una vez descubiertos las manos y los pies, hay que explorar el mundo que nos rodea, cosas cercanas, pequeños juguetes y todo aquello que quede al alcance de la mano.
Tengo que aclarar que llevo gafas y como a todos los niños al mio le fascinan.
Estaba él tumbado en el sofá y yo muy cerquita de su cara, en un momento de esos de conversación de bebés y mamás, de ajoos y ayss, mi hijo, sin yo esperarlo, ha alzado sus manos y se ha quedado así, con mi cara entre ellas, mirándome y sonriendo, no he llorado por no romper la magia del momento, aunque mi hijo se ha encargado de cargárselo cogiéndome las gafas, pero mientras ha durado ha sido fantástico. Aunque fuera con intención de descubrir lo que le rodea, para mi fue su primera caricia, aquella que querré recordar algún día.

A cucharadas pequeñitas

Siempre vamos deprisa, aunque estemos de vacaciones, comemos rápido, dormimos lo justo y no disfrutamos de las pequeñas cosas que nos ofrece la vida, no somos conscientes de que la vida hay que tomarla a cucharadas pequeñitas, por que a cucharadas grandes no se saborea. De esto saben mucho los bebés.
Otro de los momentos maravilloso de un niño es esa primera cucharada, la primera de lo que sea, pero primera al fin y al cabo, en el caso de mi peque ha sido hoy, y ha sido de plátano.
Como todo en mi vida fue muy emotivo, y también muy divertido, realmente no ha sido una, han sido tres o cuatro, pero como todas las primeras cucharadas, para él ha sido más decepcionante que placentero, así que de cada una la mitad ha ido fuera, y al final de un sinfín de muecas y protestas, hemos claudicado en favor del biberón. Lo que él no sabe es que esta es la primera de muchas veces... pero variaremos mañana pera, pasado manzana, al otro plátano otra vez..., ¡bienvenido al mundo de los sólidos! eso sí despacito y a cucharadas pequeñitas que sabe mejor.