Siempre vamos deprisa, aunque estemos de vacaciones, comemos rápido, dormimos lo justo y no disfrutamos de las pequeñas cosas que nos ofrece la vida, no somos conscientes de que la vida hay que tomarla a cucharadas pequeñitas, por que a cucharadas grandes no se saborea. De esto saben mucho los bebés.
Otro de los momentos maravilloso de un niño es esa primera cucharada, la primera de lo que sea, pero primera al fin y al cabo, en el caso de mi peque ha sido hoy, y ha sido de plátano.
Como todo en mi vida fue muy emotivo, y también muy divertido, realmente no ha sido una, han sido tres o cuatro, pero como todas las primeras cucharadas, para él ha sido más decepcionante que placentero, así que de cada una la mitad ha ido fuera, y al final de un sinfín de muecas y protestas, hemos claudicado en favor del biberón. Lo que él no sabe es que esta es la primera de muchas veces... pero variaremos mañana pera, pasado manzana, al otro plátano otra vez..., ¡bienvenido al mundo de los sólidos! eso sí despacito y a cucharadas pequeñitas que sabe mejor.
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