Ya sabéis que estoy de retiro obligado hoy y encima he tenido que someterme a una maratón de dibujos animados, así que mis niveles infantiles están más que satisfechos, por eso necesito un poco de escritura adulta, he recordado que no os había contado mi último momento romántico con mi chico, y éste es de los que merecen ser recordados.
Nosotros somos muy aficionados a viajar, y cada vez que podemos nos escapamos, prefiero un fin de semana en cualquier lugar del mundo, aunque sea comiendo hamburguesas, que quedarme sin conocerlos. Otra cosa que tengo clara, es que no repito viaje, no tengo dinero, así que visto una vez, la repetición se queda o para el imserso o para cuando San Euro millón, decida tener a bien instalarse en mi casa, mientras tanto los sitios una vez. Con este criterio ya hemos conocido bastantes ciudades europeas, y cada vez que podemos nos escapamos, ya digo aunque solo sea un par de días.
Mi chico por su trabajo viaja bastante, y a finales del año pasado fue a Londres, vino impresionado, le gustó tanto, que en seguida buscamos opciones para escaparnos, la fecha elegida fue enero, fuimos con mi hermano y mi cuñada, y aunque nos gustó mucho y vimos casi todo (de prisa), nos quedamos con ganas de mas, esto ya nos había pasado con Roma y con Malta, pero él acuso esta vez mas la sensación de falta de tiempo, sobre todo porque ya había estado y no pudimos ver cosas que él solo, si había visto y quería compartir conmigo. Durante un tiempo me estuvo repitiendo que teníamos que volver y yo en mis trece de "no repito".
Aquí hago un inciso, entre mis rasgos está el ser excesivamente detallista, no sé si es bueno o malo, pero siempre estoy pendiente de lo que puede hacer feliz a quien está cerca de mi, así que paso gran parte de mi tiempo maquinando sorpresas.
En mayo era su cumpleaños y además celebrábamos catorce años juntos, pero no podríamos celebrarlo porque nos quedábamos sin los abuelos, que se iban un mes de viaje, así que decidí adelantar la celebración a un mes antes. Las pistas sobre cual sería su regalo eran pocas, él hace tiempo que decidió regalarme "momentos" y lo único que yo le dije es que sería un "momentazo", busqué un par de billetes y un hotelito, le pedí la tarde del viernes libre a su jefe, me alié con mi madre que trabaja en el aeropuerto y el día anterior, me llevé las maletas ya hechas. El día elegido, lo llamé le dije que estaba en una reunión y que mi madre no se encontraba bien y que por favor fuera a buscarla, cuando llegó yo estaba detrás de la puerta con la cámara de vídeo, mi madre muy en su papel le dijo que en lo que recogía, revisara un sobre que le habían dejado, cuando lo abrió se encontró una indicación de lo mucho que me había costado guardar el secreto, y como reconoció mi letra le comentó que no era para ella, que creía que era para él pero no estaba seguro, así que decidió llamarme, tal era su desconcierto que no se dio cuenta de que el móvil sonaba ¡detrás de él!, se giró y entre nervios siguió leyendo, lo siguiente era un itinerario de un recorrido por Londres, se sorprendió pero todavía no era consciente, así que lo siguiente que vio fueron los pasajes, para ¡dos horas más tarde!, los nervios ya fueron totales, primero pensó en el trabajo, y le aclaré que tenía la tarde libre, luego pensó en las maletas y se las enseñé y cuando fue plenamente consciente de que era real, se emocionó, ese momento valió la pena todos los nervios que pasé durante un mes preparándolo todo y el fin de semana que pasamos fue maravilloso, además como ya lo habíamos visto todo, fuimos a aquellos sitios que queríamos ver tranquilamente y nos dedicamos a pasear nuestro amor.
Creo que pocas sorpresas son tan grandes como que te secuestren para hacer un viaje que no esperas y el momento lo vale, si tenéis la oportunidad intentarlo, no ir a Londres (que también), sino llevar a vuestra pareja a cualquier sitio por sorpresa, solo para pasar ese tiempo juntos, para pasear y deleitaros con lo que os rodea, el solo hecho de compartirlo, hará de ese instante algo fantástico.
Si está bien planeado y os sale igual de bien que a mí es un subidón de adrenalina, aunque el proceso de preparación es muy duro, sobre todo porque es muy difícil resistir la tentación de no contarlo, pero bueno son sorpresas que solo se dan una vez en la vida... o no??