Faltan apenas unos días para San Valentin, ese día en el que las románticas empedernidas como yo esperan ansiosas a sorprender y ser sorprendidas por el ser amado.
También es un día en el que los grandes, y no tan grandes, comercios hacen su particular agosto y es el día en el que muchos suspiran por lo que pudo haber sido y no fue.
También es un día en el que los grandes, y no tan grandes, comercios hacen su particular agosto y es el día en el que muchos suspiran por lo que pudo haber sido y no fue.
Hoy no quiero hablar de niños, sino de amores.
A lo largo de nuestra existencia, la vida nos obsequia con personas que, sin saberlo, configuran la que en el futuro será nuestra historia. Los hay que tienen la infinita suerte y cupido acierta a la primera, pero hay muchos otros que tienen que probar varias relaciones para encontrar a su media naranja. Todas estas relaciones, ya sea una o varias, configuran la que será nuestra relación definitiva, aquella que nos brinda un amor que nos hace estremecer, ese AMOR que colma nuestra vida y hace que todos los problemas no lo sean tanto.
Pero en nuestro recuerdo perdurarán para siempre aquellas otras parejas que compartieron con nosotros algún tiempo; está el primer amor, ese amor infantil que te arrebata y sobrecoge, pero que a la hora de la verdad es efímero, porque no es amor verdadero sino enamoramiento, un estado químico del que seguramente casi todo el mundo guarda un buen recuerdo, están los amores plácidos, esos carentes de emoción con personas tan iguales a nosotros que la existencia de la propia relación es totalmente previsible, este tipo de relaciones fracasa estrepitosamente en la adolescencia, que ante un estado de embriaguez total de hormonas necesita sentir que se vive al límite, en este tiempo aparecen los amores tormentosos, intensos, pasionales y estremecedores, pasan como un huracán dejando una huella difícil de borrar, están los eternos amores, esos amores que nunca se definen, viven en la sombra sin arriesgar, sin decidir dar un paso más ni evolucionar, con lo que terminan ahogándose en su propia indecisión. Y por último está el gran AMOR, ese que se compone de un poco de cada uno de los anteriores, ese amor definitivo que se instala en tu vida, la condiciona, la dirige y la completa.
Si lo pensáis un minuto seguro que por lo menos uno de estos amores ha formado parte de vuestra vida, y seguro que guardáis en vuestra memoria grandes recuerdos de ellos, pero, ¿por qué más de unos que de otros? ¡por que se ama más a unos que a otros!, yo creo que no, creo que lo primero que fomenta la añoranza de un amor pasado es quien ha terminado la relación, recordaremos más a los que nos han dejado que a los que hemos dejado, porque al fin y al cabo, si nos dejaron no fue por nuestra propia decisión, lo segundo el grado de daño irreparable, recordaremos de forma más agradable a las personas que no nos hicieron sufrir que a las que se portaron mal con nosotros. Y lo tercero y para mi definitivo, el grado de alteración de la realidad. Con los años ganamos en perspectiva, pero esto altera profundamente nuestra percepción de los propios recuerdos, nos volvemos selectivos, recordamos lo bueno ignorando lo malo, con lo que corremos el riesgo de idealizar relaciones pasadas que realmente no fueron tan satisfactorias.
Por eso tenemos que ser, primero objetivos con nuestros recuerdos y segundo disfrutar de nuestro amor presente, que seguramente tendrá una gran proyección de futuro, y para los que todavía no habéis encontrado ese gran amor, luchad por conseguirlo, no es imposible (os remito a mi entrada "cuando encuentras tu otra mitad") solo hay que tener fe y cuando llega disfrutarlo al máximo y no conformarse con migajas, el amor es egoísta y altruista a partes iguales y hay que saber buscar el equilibrio. Cupido es caprichoso, pero confío en que tiene alguien especial reservado para cada uno de nosotros, solo tenemos que estar atentos. Yo vivo totalmente entregada y enamorada desde hace 14 años, y los que me conocen siempre lo han comentado, se nos nota mucho (afortunadamente es mutuo), así que os deseo por lo menos, la mitad de este amor.
Para los que ya estamos enamorados, feliz San Valentín, para los que estáis en proceso arriesgad, merece la pena, y para los que todavía no lo estáis, disfrutad, pero seguro que lo mejor está por llegar.
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